Tras unos años sin funi parecía que finalmente ese deseo de los barrios de Castaños y Artxanda principalmente de volver a recuperar [1] su funicular se iba a hacer realidad. Ya comentamos en una entrada anterior la forma de llevar a cabo esta renovación. Sería una renovación casi total que incluía una modificación del trazado en su zona central, elevándolo, el cambio de ancho de vía de los 1000 mm originales a los 1200 mm, así como una nueva estación superior que albergaría una completamente renovada sala de maquinaria.

Las autoridades optaron para que la mayoría de los trabajos que pudieran realizarse en Euskadi atendiendo a la especial situación de crisis económica que atravesábamos, frente a otros modelos que digamos “dejan hacer” a la empresa adjudicataria para que adquiera todo el lote siguiendo modelos estandarizados. Esta opción era la menos arriesgada pero hemos de decir que, afortunadamente, siguiendo el modelo elegido… las cosas salieron bien, cosa que no siempre es así, como ha sucedido en otras ocasiones, incluso en el propio funicular.

La renovación total implicaba la construcción de una nueva estación superior por lo que fue inevitable el derribo de la antigua que si bien no era en 1976 lo que fue en 1915 (¡Y mucho menos lo que pudo haber sido!) debido a sus constantes transformaciones, no dejaba de ser un edificio histórico al que no dieron ninguna oportunidad de conservación.

Tras el derribo de la antigua estación tuvimos que conformarnos con la preservación, únicamente, de la polea tractora que a modo de recuerdo se puede contemplar hoy en día en la plazoleta junto a la estación superior.

A la izquierda una instantánea de la antigua sala de máquinas con sus antiguos instrumentos, alguno de los cuales lo puedes contemplar hoy en día en el museo vasco del ferrocarril situado en Azpeitia.

Las obras continuaron a buen ritmo… Y con prisas puesto que el Alcalde saliente no repetiría en el cargo y  ¡Claro está! quería hacerse la correspondiente fotografía, aunque teniendo en cuenta el tortuoso camino andado para recuperar el funi quizás se la mereciera. En la fotografía de debajo ya podemos ver el nuevo esqueleto de la estación superior, totalmente remozada, aunque todavía se conservaba una pequeña parte de la anterior construcción, por poco tiempo puesto que también sería derribada.

Otro paso necesario para la reconstrucción lo proporcionarían los nuevos coches, fabricados por dos grandes compañías, hoy punteras en sus respectivos campos, como son CAF e IRIZAR, que no atravesaban sus mejores momentos en aquellos tiempos.

Sin embargo, este tándem, CAF e IRIZAR, CAF e IRIZAR, funcionó tan bien y fue en tantas ocasiones mencionado que en alguna publicación lo que se publicó fue que los nuevos vehículos del Funicular de Artxanda fueron fabricados en  el

¡¡CAFÉ IRIZAR de Beasain!!

La errata figuraba en un estupendo libro de ilustraciones  de la zona de Artxanda y sus tesoros y con el título “Archanda, Pulmón de Bilbao” de Luis Moltó Tort que  se publicara allá en 1984, recién inaugurado el Funicular de Artxanda II.

Pues ya estaba realizada la nueva infraestructura, con sus nuevos raíles a los que tan solo faltaba colocar sobre ellos los nuevos coches y comenzar las pruebas y la puesta a punto. En la fotografía de arriba contemplamos la colocación  de uno de los coches, el B en las cercanías de la estación superior.

A la derecha podemos ver la colocación del otro vehículo, el A, cercano a la salida del túnel que da comienzo al recorrido. Esta colocación pudo ser contemplada por el mismísimo Alcalde D. Jon Castañares, el Ingeniero municipal encargado de la coordinación de la obra D. Tito Aceves, así como de los primeros trabajadores contratados para prestar servicio en el nuevo funicular; Julen, Joseba e Iñaki.

Parte II

[1] Decimos volver puesto que ya hubo que luchar para la recuperación del Funicular dañado por las tropas fascistas en el bombardeo de 1937.